Cuidado de manos y uñas

La situación actual ha dado un giro brutal en el concepto que teníamos del cuidado de las manos y uñas. La higiene de nuestras manos ha pasado a ser una prioridad.

El punto de partida para realizar con éxito cualquier intervención destinada al cuidado, tratamiento y/o embellecimiento de las manos parte irremediablemente de una limpieza meticulosa.

Una práctica cada vez más frecuente es la incorporación de la exfoliación a las rutinas higiénicas de las manos. Con la aplicación de un preparado exfoliante se pretende la destrucción (limitada y controlada) y posterior eliminación de las células muertas queratinizadas más superficiales que integran el estrato córneo. Como beneficios adicionales se aumenta la microcirculación local y la oxigenación de las células epidérmicas, por lo que mejoran tanto el aspecto como la textura de la piel. La exfoliación previa a la aplicación de cualquier otro tratamiento cosmético favorece su penetración y, por tanto, aumenta su eficacia.
La aplicación de un preparado hidratante es, junto con el lavado, un pilar imprescindible para el correcto mantenimiento de la piel de las manos. Debe realizarse no menos de 2-3 veces al día, preferentemente como colofón del lavado y secado de las manos. Con su aplicación se puede corregir la excesiva deslipidificación provocada por algunos agentes detergentes y, gracias al masaje mediante el que se aplican, se favorece la circulación local.

Las cutículas –como la piel de las manos– también se pueden resecar y rasgar fácilmente. Por ello necesitan mucha hidratación. Hidratar las cutículas regularmente con aceite o crema para obtener mejores resultados, es básico cada vez que se haga la manicura. Solo se tiene que aplicar el aceite o la crema con un agradable masaje y esperar brevemente a que la piel lo absorba.
Para hacer la manicura y cortar las uñas, es mejor usar tijeras que cortaúñas, ya que estos últimos a menudo causan pequeñas grietas que pueden provocar el astillado posterior de la uña.

El siguiente paso es limar las uñas y darles la forma deseada con una lima de cristal o equivalente. Este tipo de limas tiene una superficie lisa que permite pulir las uñas con suavidad. Hay que empezar por la parte más rugosa de la lima y, a continuación, usar el lado de grano más fino. Es muy importante limar en una sola dirección para evitar dañar la estructura de la uña.
Para que las uñas tengan el aspecto más natural posible, es recomendable dar una forma redondeada que solo sobresalga un poco por encima de la yema del dedo.

Siguiendo estas pautas, las manos estarán limpias, hidratadas y lucirán un aspecto saludable.